21 jul 2012

Embriagados

* UNA NOCHE DE COPAS
Allá por el mes de Mayo, recuerdo especialmente una noche en la tasca de Juan en la que ya a puerta cerrada y ordenando un poco el mueblario del susodicho,  entre escocés y escocés como finiquito del día, sufrimos un Déjà Vu al visualizar en televisión el éxito que obtuvo Joaquín Cortes en Caracas (Venezuela). Automáticamente y en cuestión de segundos, al unísono, nos trasladamos a Venezuela gracias a un viaje que le había tocado a Juan en el interior del tapón de una cruzcampo, evidentemente era con acompañante y como no podía ser de otra manera, Juan se acordó de mí.
Una vez llegamos a Caracas, Juan me dijo: y ahora que Busqui? Inmediatamente tiré de móvil y llamé a Carlos Santana, idea que venía ordenando en el avión, sabía que andaba por allí negociando las condiciones de su presencia en un Festival, y el nos movería perfectamente por la ciudad cual si de un guía turístico se tratase. Santana no defraudó; apareció en la cafetería del aeropuerto y tras un efusivo saludo, nos invitó a subir a su jeep y nos comentó que ya tenía ganas de echar unas copas con nosotros. Estuvimos en su hotel, Pestana Caracas y después de comer un poco, tuvimos una buena tertulia acompañada como no, de un par de botellas de Chicha Andina.
Sin saber como ni cuando, la noche asolaba y nos encontrábamos en el jeep de Santana camino de la Plaza central de Caracas, donde actuaba Joaquín Cortes. Horas antes nos desveló que era un ferviente admirador del bailarín y aún siendo gratuito el espectáculo y la plaza se encontraba llena a rebosar, tenía reservada unas sillas a primera linea del escenario. Una vez empezó el evento, nuestro queridísimo amigo Santana, no cesaba en murmurar: es Dios, es que es Dios coño. El bailarín antes de ponerse manos a la obra cabello mojado debido a la lluvia, nos deleitó con un taconeo como si de una puesta a punto se tratase. He de decir que una vez metido en faena, si que le daba un aire a Dios y así lo reforzó Juan, pero de ahí a la obsesión que profesaba Santana iba un mundo.
Es como para imaginar a Joaquín Cortés ejerciendo del Mismísimo, aunque hay que reconocer que independientemente del físico, algo tienen en común, y es que son unos cachondos. Porque hay que ser cachondo para decirle a Abraham que coja al niño, se lo lleve al monte y lo degüelle. Después del trabajito que les costó a él y a su esposa enjendrarlo! Y todo para hacerle saber una vez lo vio cuchillo en mano, que no, que con un cordero sería suficiente para el sacrificio pues de una prueba se trataba. Os imagináis a Joaquín Cortés diciéndole al Juez que sus problemas fiscales y pufos de IRPF son consecuencias de una prueba? En realidad, algo de eso hay. O bien, Sr. Juez, suspendí cinco presentaciones que tenía prevista en New York, por problemas con los visados de mi cuerpo de baile, como si la Gran Manzana después de publicitar el programa del bailarín, tuviese la culpa de que Dios no tenga al día los papeles de su compañía. Claro, es que era una prueba!
Si ya os digo, cachondo si que son. Que me decís de Adán y Eva, pareja perfecta en el sitio idóneo. Pero como el Sr. es un cachondo, va y les pone un manzano en medio del paraíso y les dice que eso no se toca, no se mira, no se come. Tengamos en cuenta que Adán y Eva no son maduritos, que va, son unos críos, y claro dile a un crío que no toque una cosa. Pero lo peor de esta prueba, bromilla..... es que nos incumbe a todos, y como Dios maldijo a toda la descendencia de la parejita, pues ahora todos nos vemos abocados al pecado que de antemano ya nos condena. Menuda bromilla eh?
Y es que Dios vive en una nube. Será que allí en las alturas se lo pasan de puta madre, pues aún cuando se aburre, nos manda una prueba y ya hay entretenimiento. Si no, que se lo pregunten al policía que multó a Dios, y es que el Sr. tenía aparcado su BMW en zona azul y se le pasó la hora, por lo que cuando llegó al coche, estaba siendo multado. Ello no incomodó a Joaquín Cortés, pues se montó en el vehículo y con una sonrisa se marchó. Sería otra prueba.
Ni que decir tiene, el harén de Marías Magdalenas que han pasado por el señorito, imagino que en este aspecto con una prueba no era suficiente. De hecho, todavía su última exmagdalena, Cathie Asumu, esta sufriendo por desgracia una de ellas. Concretamente, conseguir que haga frente a la pensión que un juez dictaminó que debía de pasarle a su hijo, ya que el mismo era fruto de la relación que ambos mantuvieron. En esta prueba tuvo que haber maldición a su descendencia, sino no se explica. Haciendo honores a la parejita del paraiso vamos!
Acabando el espectáculo, apareció Santana como si de un fantasma se tratase sin apartar la mirada del escenario, con una cubitera y otro par de botellas de Chicha Andina. Siendo justos, hay que reconocer que por un momento los papeles parecía que estaban cambiados y era Dios el que nos entretenía al respetable; era como si la prueba la estuviese pasando él. Nada más lejos de la realidad.
Finalizado ya el número, Joaquín Cortés tuvo a bien el deleitarnos con un sinfín de frases como: "Ustedes tienen derecho a sentir el arte" como si en Venezuela, no se conoció arte alguno hasta que llegó él. "Lo más importante que hay en la vida es la educación y la cultura" esta no estuvo mal del todo, pero claro en lo que a educación se refiere, que le pregunten a Cathie Asumu. "Esta no será la última vez" ya está avisando, os vigilo y no os descarriéis, pues sino vendré a hacer justicia. "Yo amo a la gente que me ama, que disfruta mi arte" humildad por los siete costados. "Me siento orgulloso de mis raíces" para no estarlo, teniendo en cuenta como vives. Y para rematar la noche, "Yo soy el gitano Universal" Golpe en la mesa en todos los sentidos; soy único, el más grande, el icono de mi raza. Lo que decía Santana en una palabra, Dios. Tiene cojones!

Se encendieron las luces y allí estaba Juan dormido como un niño, se ve que no se enteró de a quién le debemos nuestro lugar en el mundo.
Santana con una mano en la mejilla limpiando sus lágrimas y la otra sujetando una botella de Chicha Andina, se giró y me miró fijamente. Entonces entendí por fín, la adoración a la que estaba sujeto. Por un lado admiraba el arte que poseía el bailarín, de eso Santana sabe lo suyo. Sin embargo por otro, tenía verdadera animadversión a la persona, Santana no es creyente.
Sin más, empezó a nublarse todo y de repente nos encontrábamos en la tasca de Juan tirados en el suelo, cual si de un viaje en el tiempo se tratase. Nos levantamos y no pudimos terciar palabra alguna, la imagen de la televisión la cual dejamos con una imagen de Joaquín Cortés, estaba congelada. Sin mirarnos siquiera, bebimos un chupito de escocés cuando vimos salir del baño a Santana con una botella de Chicha Andina. La televisión empezó a emitir noticias, y Juan sugirió quedar los tres al día siguiente, para comer una paella de las suyas. Menudo Déjà Vu!



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